En su mejor actuación en el torneo, le ganó 2-1 con goles de Agüero y Dybala. Messi y Medel fueron expulsados. Vidal descontó con un penal cobrado por VAR.
Una patadita. Otra. Un empujoncito. Otro. Una patada un poco más fuerte. Otra. Un empujón. Otro. Una puteada. Otra. Varias. Y lo que parecía un partido intrascendente en la previa, se transformó de golpe en un duelo súper picante aquí, en San Pablo. La Argentina y Chile se sacaron chispas y calentaron la fría tarde de este sábado en la ciudad paulista que definió el tercer puesto para los dirigidos por Lionel Scaloni: con el triunfo por 2 a 1 redondearon una buena labor en esta Copa América teniendo en cuenta el contexto de equipo en construcción.
El partido que nadie quería jugar se vivió paradójicamente como una verdadera final en sobre el césped del moderno Arena Corinthians. Y desde adentro se fue contagiando a las tribunas, que en la previa y durante los primeros minutos permanecieron mayormente en silencio. El recuerdo de las dos últimas finales pareció salir a la cancha también para subir la temperatura.
Hubo varios momentos de tensión. La bronca comenzó con un par de entradas fuertes de Gary Medel a Lionel Messi. Una a los 5 minutos. Y la otra alos 25. En esa segunda patada al tobillo, todo estuvo a punto de desmadrarse. El árbitro paraguayo Mario Díaz de Vivar no mostró la tarjeta amarilla y los jugadores argentinos se le fueron al humo al defensor chileno. Hubo agarrones, discusiones, empujones. Todos los de Celeste y blanco contra los de rojo. Hasta Martín Tocalli, el entrenador de arqueros del conjunto nacional, se metió para separar la gresca.
Leandro Paredes contra Arturo Vidal, quien también le dio un manotazo en la cara a Paulo Dybala. El Kun sacado contra Medel… La Argentina ya ganaba 2 a 0 con una avivada de su capitán. De un tiro libre originado en la mitad de la cancha por una infracción sobre él mismo que no existió, Leo la jugó rápido para Agüero, que aprovechó la siesta de toda la defensa trasandina y metió su segundo gol en esta Copa.
El segundo fue obra de La Joya. Dybala le sacó jugó a su oportunidad como titular y a un gran pase de Giovani Lo Celso, para definir con calidad ante la salida de Gabriel Arias. La Selección jugaba bien, tenía controlada la pelota, era muy superior a su rival y reconfirmaba su ascendente nivel desde que debutó en la competencia.
La Argentina, de contraataque, buscó ocupar los espacios que aparecían en cantidad. El ingreso de Angel Di María le dio frescura y velocidad al equipo albiceleste, que tuvo oportunidades que el Kun no pudo concretar. El adiós fue con un sonrisa para los de Scaloni, que dieron un paso más en la búsqueda su del juego y personalidad.